- La transformación de los sistemas agroalimentarios es necesaria y ojalá fuera inminente.
- Generar biomasa y calorías no debe ser el único objetivo del sistema.
- La adaptación al #CambioClimático pasa por esa urgente transformación pero esta requiere de voluntad ciudadana, acción política y de investigación científica, desarrollo y mucha innovación.
- La política científica es una cosa y la política en I+D+i es otra. Relacionadas y complementarias pero diferentes. Amparar ambas bajo el objetivo de la competitividad es un error. Tener una sola agenda de investigación, desarrollo e innovación otro.
- Ambas políticas necesitan de la educación y la divulgación científica como mecanismo de aprendizaje colectivo. La incorporación de la cultura científica (identidad universal) a la cultura en general (identidad local) es imprescindible y condición de posibilidad para el desarrollo de una sociedad del conocimiento que genere valor y bienestar.
- La investigación científica debe ser autónoma y su orientación no puede estar subordinada a la agenda política y menos al vaivén electoral.
- Una economía basada en conocimiento y competitiva debe invertir en I+D al menos el 4 % del PIB. Lo demás es carreta y hoy estamos lejos de eso.
- Difundir conocimiento científico y tecnológico debe ser una actividad amparada por el derecho de todo ciudadano a estar informado (ilustrado) y debe hacerse sin restricciones, ni deformaciones. No es marketing, ni debe estar mediado por el mercado y el interés comercial.
- En un país tan biodiverso como Colombia, orientar la transformación del sistema agroalimentario requiere de mucha I+D+i para que se creen ventajas competitivas basadas en esa biodiversidad, pero esto no lo hacen solo los centros de investigación o las universidades sin involucrar a los empresarios y (bio) industriales y en general al tejido productivo.
- Con al menos 2 % de los presupuestos del Estado provenientes de regalías u otras fuentes se podrían incubar 1000 proyectos de alta tecnología por año con participación del sector privado y comunitario en un modelo más versátil y práctico que el actual.
- El rol del investigador que genera tecnología es tan importante como el del que la transfiere. Ambas son facetas de la misma moneda y deben orientarse a la solución de problemas concretos, acotados y bien diagnosticados del sistema agroalimentario actual.
- Una política bien dirigida y financiada de I+D+i debe apropiarse del territorio generando sistemas de innovación interconectados que lo cohesionen. Una red de innovación. Estos sistemas no se gestan por obra y gracia de una norma. Se deben estimular y cultivar por medio de una serie de acciones complementarias en diversos ámbitos intersectoriales.
- Produce inmensa tristeza asistir al debate político y constatar que su única aspiración es vencer al contradictor, mientras la sociedad se desangra ante intereses y ganancias que vistas en la perspectiva del desafío planetario por la crisis climática parecen no solo mezquinas si no insignificantes.
- Es urgente democratizar la gestión y el control de la tecnología en nuestras sociedades y hay que repensar las instituciones actuales pues éstas hoy están capturadas por determinados lobbies y así la transformación de estos sistemas agroalimentarios con el propósito de vertebrar los territorios, mejorar la integridad ecológica, construir tejido comunitario, adaptarse al #CambioClimático y proveer nutrición sana y balanceada será una quimera.